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Tres diáconos latinoamericanos abrieron paso a nuevas generaciones en la Diócesis de Charlotte

062218 First Hispanic deaconsCHARLOTTE — El 1 de julio de 1995, después de completar varios años de formación para el diaconado, tres hombres de origen hispano esperaban inquietos y emocionados en los pasillos de la Iglesia San Gabriel para recibir las sagradas órdenes que los consagrarían como diáconos de la Iglesia Católica.

Carlos Medina, nacido en Nicaragua, Rafael Torres y Edwin Rodríguez de Puerto Rico, fueron parte de un grupo de once candidatos ordenados ese día por el entonces Obispo William G. Curlin.

Era la primera ordenación en la que participaban varios candidatos latinos, y estos tres hombres se convirtieron en el núcleo de los que es ahora un creciente diaconado latino con presencia en todas las parroquias de la diócesis.

Otros tiempos

En los años 90 los hispanos eran pocos y encontrar un sacerdote o diácono que hable español muy raro. La comunidad latina se reunía para asistir a Misa en el Centro Católico, en la esquina de Shenandoah Avenue y The Plaza, donde estaba la antigua Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.

Los tres nuevos diáconos fueron asignados al Centro Católico, donde el Obispo Curlin los invitó a “encender a sus comunidades con el fuego de Jesús.

El padre Vicentino, Vicent Finnerty, a cargo del Ministerio Hispano en ese momento, recibió a los flamantes diáconos y los envió al servicio del naciente ministerio en diferentes parroquias.

Desde entonces la diócesis ha crecido y cambiado, y la comunidad latina ahora es aproximadamente la mitad de la población católica en el oeste de Carolina del Norte.

La necesidad de sacerdotes que hablen español persiste, pero ahora la mayoría de las parroquias ofrecen la liturgia en español y tienen clérigos que pueden pastorear la creciente y diversa comunidad latina.

La oficina del Ministerio Hispano de la diócesis, liderada por el Padre Fidel Melo, cuenta hoy con nueve coordinadores de Vicariato. Eventos diocesanos como el Congreso Eucarístico y el Congreso Mariano del Rosario tienen ahora programas regulares en español que atraen a miles de fieles. Tres seminaristas y seis jóvenes que estudian en el Seminario Universitario San José son latinos. Todo comenzó con estos pioneros, que pavimentaron el camino para una nueva generación de católicos latinos que están cosechando las semillas que esos hombres plantaron en tierra fértil hace 20 años.

Diácono Carlos Medina

Nacido en Nicaragua, el Diácono Medina llegó a Estados Unidos en 1978 escapando de la revolución que desangraba su país.

Con 29 años, inicialmente se instaló con su esposa y sus cuatro hijos en Miami. Quería regresar a Nicaragua, pero la guerra con los Sandinistas lo hacía imposible.

Buscando mejores horizontes para su familia, en 1981 decidió trasladarse a Charlotte. “El viaje me hizo llorar a mares”, confesó, pues la incertidumbre de llevar a su familia a lo desconocido, a una aventura, lo quebró.

“Dios me sacó de la guerra y tenía que hacer algo”, pensó, y ahí mismo se transformó su compromiso y futuro.

Al llegar a Charlotte se presentó en la Catedral San Patricio diciendo: “no tengo nada y no vengo a pedirles nada, solo quiero hacer algo por mi iglesia”, y empezó a colaborar como lector, ujier y ministro extraordinario de la comunión. Su fe se incrementó gracias al Cursillo de Cristiandad y el programa de Ministerio Laico, y pronto sintió el llamado para servir más a Dios y su Iglesia. Después de conversar con su esposa, respondió positivamente a la invitación del Obispo John Donoghue al diaconado.
Oró por una confirmación de Dios sobre que fuera un deseo divino de que se convirtiera en diácono. Fue ante el Santísimo Sacramento y rezó para que se hiciera la voluntad de Dios. “Si tu quieres que yo sea diácono lo voy a ser, no importa quien se oponga. Pero si tu no lo quieres, no importa quien me pueda ayudar”, rogó.
Fue ordenado en 1995 y asignado a la parroquia Sagrado Corazón en Salisbury con el P. Thomas Clements, para iniciar el ministerio hispano. Luego sirvió por cinco años en la Iglesia Santa Dorotea en Lincolnton. En 2002 fue asignado a la Catedral San Patricio, donde permanece asistiendo diariamente al Obispo Peter Jugis en su trabajo pastoral.
Diácono Rafael Torres
Nacido en Puerto Rico, el Diácono Torres es un veterano de la guerra de Vietnam que se trasladó a Texas después que su trabajo como supervisor de una refinería en Puerto Rico concluyera cuando la refinería cerró en 1982. Al no encontrar trabajo en Texas, él, su esposa y sus tres hijos se trasladaron a Charlotte, donde vivía otro de sus hermanos.
Residiendo en Charlotte, comienza a frecuentar el Centro Católico los viernes para rezar el Rosario.
Ahí conoce a la hermana Pilar Dalmau, quien estaba a cargo del Centro en ese momento y ofrecía el Cursillo de Cristiandad con instructores de Miami. Ellos capacitaron a varios fieles, entre ellos el Diácono Torres. Él estuvo entre los tres que completaron el programa y continuaron hacia la formación del diaconado.

El Diácono Torres ha servido en el Centro Católico, en el Tribunal diocesano y la parroquia Nuestra Señora de la Asunción. Por más de 20 años asiste en la parroquia San Lucas de Mint Hill, donde cada domingo predica en la Misa bilingüe de la una de la tarde.

Gracias a su empeño la asistencia a esa Misa se ha incrementado hasta alcanzar las más de 400 personas que hoy llenan el templo.

Diácono Edwin Rodríguez

También ordenado con los Diáconos Medina y Torres en 1995.
Nacido en 1948 en Rincón, Puerto Rico, estaba casado y tenía tres hijos. Antes de su fallecimiento en 2012 sirvió en la Parroquia San Marcos en Huntersville.
— Cesar Hurtado, Reportero hispano