CHARLOTTE — “Padre bueno, te damos gracias por tu amor para con nosotros, por la juventud y la niñez, recordando que están reunidos aquí, juntos con sus familias, para disfrutar este deporte.
Ayúdanos Señor a recordar siempre el respeto que debemos tener el uno por el otro, en una competencia sana, para desarrollar de manera correcta los talentos que nos has dado”. Con estas palabras inició el Padre Gregorio Gay la bendición del torneo Copa Congregación 2019 que se inauguró el pasado sábado 1 de junio en las instalaciones deportivas de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe en Charlotte.
Más de un centenar de deportistas, acompañados de sus padres, amigos, directores técnicos y organizadores, participaron de la jornada inaugural del campeonato, programada al mediodía.
El clima soleado, pero sin temperaturas extremas como las presentadas en días anteriores, puso el marco aparente para el buen desarrollo de la fecha inicial.
Doce equipos, divididos en tres categorías, desfilaron frente a las tribunas central y lateral habilitadas para espectar los encuentros.
En la categoría mayor, integrada por niños y jóvenes entre 12 y 16 años, participan los equipos San Pablo, Santa Rosa, San Lorenzo y Santa María.
La categoría media, para niños de 9 a 11 años, la forman las escuadras de San Pedro, San Andrés, Santa Lucía y Santa Marta.
Finalmente, los más pequeños, entre los 6 y 8 años, son parte de la categoría menor. Los equipos que la conforman son San Vicente, San Judas, Santa Catalina y Santa Elena.
Como es tradicional, se tomó juramento a los menores, árbitros, organizadores y padres de familia.
Richard Sierra, organizador del campeonato, al tomar el juramento a los deportistas, los invitó a respetar las normas del torneo, desarrollar un juego limpio dentro y fuera de la cancha, apoyar a su equipo y al director técnico, “por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos y de nosotros mismos”.
Por su parte, los padres de familia se comprometieron a respetar el terreno del campo de juego, las decisiones de los árbitros y directores técnicos, así como a animar a sus equipos favoritos sin desmerecer a otros competidores ni tratar de dirigir a sus niños.
Organizadores y árbitros juraron poner todo de su parte, respetar las reglas y efectuar decisiones ajustándose a ellas. “Si nos equivocamos será solo por nuestra condición humana”, afirmaron.
Si bien los niños se robaron la atención de los presentes, una verdadera fiesta se vivió fuera del campo deportivo. Los padres, familiares y amigos de los deportistas departieron, tomaron fotos y videos con sus teléfonos celulares, a la vez que alentaban a sus favoritos.
Andrea Olivera y Gloria Cortez, cuñadas y madres de familia, acompañaron a sus hijos Eduardo, Isabel y Leonardo Aragón, quienes participan por primera vez en este torneo como integrantes de los equipos Santa Lucía y San Vicente. Nunca habíamos tenido una experiencia así. “En verdad nosotras creemos que los niños necesitan distraerse y dejar de lado por un momento las computadoras, ipads y todo eso, todo lo que es tecnología”, dijeron, y añadieron que, además, están felices “porque a nosotras nos encanta el fútbol”.
— César Hurtado, Reportero hispano
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