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Catholic News Herald

Serving Christ and Connecting Catholics in Western North Carolina
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031520 bishop jugis 2CHARLOTTE — Durante una misa especial grabada en la Catedral San Patricio el 15 de marzo, el Obispo Peter J. Jugis trató de tranquilizar a los católicos que no pueden asistir a misa debido al brote de Coronavirus COVID-19.

Muchas Misas públicas y actividades parroquiales han sido canceladas o estrictamente limitadas en todo el oeste de Carolina del Norte, después que el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, emitió una orden ejecutiva el 14 de marzo prohibiendo la mayoría de las reuniones públicas, siguiendo el llamado de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos limitando los grupos de personas a menos de 10 integrantes para mitigar la amenaza a la salud pública del nuevo virus.

El obispo suspendió la obligación de todos los católicos de asistir a la Misa dominical y canceló la mayoría de las Misas en cumplimiento de la orden del gobernador, pero el 15 de marzo suavizó sus instrucciones permitiendo que los sacerdotes de la diócesis continúen ofreciendo Misas diarias y dominicales respetando las instrucciones de las autoridades de salud estatales.

La mañana del domingo 15, unas pocas personas se reunieron para la Misa en la catedral con el obispo, sentándose en las bancas a una distancia segura el uno del otro. A ellos se unieron los jóvenes del Seminario Universitario San José y miembros de la orden de Daughters of the Virgin Mother, para cantar la música durante la liturgia.

En su homilía, el Obispo Jugis recordó que el Espíritu Santo está para fortalecernos y guiarnos en los momentos difíciles.
Reflexionó sobre la lectura del Evangelio de Juan 4: 5-42, que relata la historia de la mujer samaritana que se encontró con Jesús en el pozo. Jesús le pide de beber y, a través de su conversación, se revela a ella como el Salvador.

Usando la analogía del agua, “Jesús le habla sobre el Espíritu Santo”, dijo el obispo, leyendo el pasaje del Evangelio: “Todos los que beban esta agua volverán a tener sed; pero el que beba el agua que yo daré nunca tendrá sed; el agua que daré se convertirá en él en un manantial de agua que brota para la vida eterna”. “¿Quién no querría una fuente de vida eterna fluyendo en todos nosotros?” preguntó el obispo. “Esto es lo que Jesús promete y esto es lo que recibimos: una fuente de vida eterna, el don del Espíritu Santo”.

El Espíritu Santo, que recibimos en el bautismo, permanece en nosotros, “renovándonos, refrescándonos, fortaleciéndonos, inspirándonos en nuestro viaje para seguir a Jesús”, dijo.
El Espíritu Santo nos da ciertos dones o frutos para ser más cercanos a Jesús: caridad, alegría, paz, paciencia, amabilidad, gentileza, autocontrol, bondad y fidelidad.

“Durante estos días, podemos estar ansiosos, preocupados por nuestro propio bienestar y por el bienestar de los demás. Definitivamente nuestras rutinas normales se ven interrumpidas”, reconoció el Obispo Jugis. “Ahora es el momento de mostrar los frutos del Espíritu Santo de los cuales Jesús habla en este pasaje del Evangelio”.

“Sean caritativos con los demás”, dijo, especialmente porque “todos están ansiosos, la rutina de todos está interrumpida, todos están de mal humor”.

“Para mantener la alegría de Cristo en nuestros corazones, para traer paz en todo momento, sean pacientes, amables y gentiles en el trato con los demás. Para ejercer autocontrol. Para demostrar en nuestras acciones la bondad de Dios, que mora en nuestro interior, y ser fieles a nuestro Bendito Señor. Estos son los dones del Espíritu Santo”.

Para las personas que no pueden ir a Misa, el Obispo Jugis les animó a decir una oración de comunión espiritual. Sugirió una escrita por San Josemaría Escrivá: “Deseo, mi Señor, recibirte con la pureza, humildad y devoción con que tu Santísima Madre te recibió, con el espíritu y el fervor de los santos”.

El obispo concluyó su homilía orando: “Que el Espíritu Santo nos mantenga cerca de nuestro Bendito Señor Jesús durante estos días”.

— Patricia L. Guilfoyle, Editora

 

Carta a Los fieles de la DiÓcesis de Charlotte

Queridos fieles de la Diócesis de Charlotte,

Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo esté con todos ustedes.

En los últimos días y semanas, personas de todo el mundo y ahora de nuestras propias comunidades están aprendiendo sobre virus y salud comunitaria. Al igual que muchos otros grupos y organizaciones que se reúnen y se congregan regularmente, a las iglesias se les ha pedido que enfrenten los desafíos que se nos presentan. Tengan la seguridad que sus sacerdotes y yo estamos trabajando duro para tomar decisiones responsables sobre la satisfacción de las necesidades pastorales y espirituales de los fieles mientras ejercemos prudencia. Para que comprendan mejor, me gustaría compartir con ustedes los criterios que guían nuestro proceso de toma de decisiones con respecto a las disposiciones sobre el brote del Coronavirus Covid-19 para las próximas semanas.

Como pastores, nuestro papel principal es satisfacer las necesidades espirituales y pastorales de los fieles. Adicionalmente, como miembros de la comunidad, estamos comprometidos a participar en una respuesta comunitaria más amplia. Estas preocupaciones han guiado mi decisión de dispensar de la obligación de asistencia a la Misa dominical, así como de cancelar o restringir todos los demás eventos litúrgicos y reuniones, de acuerdo con los CDC y las pautas del gobierno estatal, al mismo tiempo que permití a los sacerdotes locales satisfacer las necesidades de sus feligreses dentro de estos parámetros.

Entendemos que estas y otras medidas similares son temporales y de ninguna manera minimizan la importancia de los sacramentos en la vida de los fieles. Es a la vez razonable y responsable cumplir con estas pautas temporales de los CDC. Debido a que estos sacrificios espirituales temporales están orientados hacia la salud y el bienestar de las personas físicamente débiles y vulnerables, también son una respuesta al mandato de Nuestro Señor de amar a nuestro prójimo. Sin una respuesta de la comunidad, nuestra familia, amigos y vecinos vulnerables se verían gravemente afectados. Por lo tanto, como diócesis continuaremos siguiendo las pautas de los CDC. Por favor, consulte con su parroquia local para conocer cómo se han visto afectados sus horarios y operaciones.

Además de hacer sacrificios espirituales, incluso en desafíos como este hay oportunidades espirituales. Les recomiendo que aprovechemos esta oportunidad para identificarnos con aquellos en todo el mundo que no tienen acceso regular a la vida sacramental completa de la Iglesia. Podemos crear más espacio en casa y en nuestra vida diaria para la oración y devoción familiar. Podemos reflexionar acerca de las cosas que realmente importan y obtener un mayor sentido de perspectiva y del verdadero significado de la vida. Podemos mirar más allá de nosotros mismos y preguntarnos cómo podemos ayudar a los demás. Podemos reflexionar sobre la interrelación de nuestras vidas con la comunidad en general. Podemos enfocar nuestra mirada en

Cristo, quien trae la verdadera sanación. En resumen, a través de nuestra experiencia a lo largo de la historia y tal como se refleja una y otra vez en las Sagradas Escrituras, Dios ofrece a su pueblo profundas lecciones en las circunstancias más difíciles.

Ustedes y sus familias están presentes en mis oraciones. A medida que se acerca la Pascua, espero celebrar la esperanza que trae Cristo con nuestros corazones renovados.

Sinceramente vuestro en Cristo,

Reverendísimo Peter J. Jugis
Obispo de Charlotte