CHARLOTTE — Realizando una procesión bajo un marco de andamios exteriores y atravesando las puertas principales de la Catedral San Patricio en una fría noche de invierno, el Obispo Peter Jugis llevó la imagen del Niño Jesús a la Misa de Gallo del 25 de diciembre.
Le dio el honor de colocar al Niño Jesús en su pesebre al Diácono Peter Rusciolelli, uno de los seminaristas de la catedral que será ordenado sacerdote este verano. Marcando el Advenimiento de la Navidad, se arrodillaron en oración silenciosa adorando al Santo Niño por unos momentos.
Durante su homilía, el Obispo Jugis explicó que el Nacimiento del Salvador es la proclamación del amor de Dios por nosotros. “Tan asombroso es Su amor por nosotros que decide venir Él mismo, personalmente, para estar con nosotros como hombre. Este es el maravilloso mensaje de Navidad, el mensaje de Dios haciéndose hombre por nosotros para mostrarnos su inmenso amor”.
“¿Cómo podemos honrar la Navidad? ¿Cómo podemos honrar este día santo y temporada santa? ¿No deberíamos hacer lo que podamos para imitar el amor de Dios que estamos celebrando hoy?” preguntó.
"San Juan nos dice: ‘Tanto amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna’ (Juan 3:16). Dios amó tanto al mundo, y no sólo "amó’ en tiempo pasado, sino que ‘ama’ en tiempo presente. Y Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, y no solo 'dio' en tiempo pasado, sino 'da' en presente”, resaltó el Obispo Jugis.
“Él les da a su Hijo nuevamente en Navidad”, dijo el Obispo Jugis. “Él les da a su Hijo en el Misterio Eucarístico. Imitemos este amor en nuestra vida diaria”.
El Obispo Jugis también señaló que San Juan dice: “Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11). “El amor es caridad hacia nuestro prójimo; amabilidad; el respeto por los demás, que también son, como nosotros, creados a imagen y semejanza de Dios. El amor es servir a los demás por amor a Cristo”, explicó.
“En Navidad estamos en presencia de un gran misterio. Dios, como dice San Pablo, es invisible (Colosenses 1:15), y como dice San Juan, 'A Dios nadie lo ha visto jamás' (Juan 1:18; 1 Juan 4:12), pero en Navidad celebramos que Dios decide hacerse visible haciéndose hombre”.
El Obispo Jugis recordó que en los tiempos del Antiguo Testamento, Dios envió grandes profetas, y también ángeles, para hacer Su obra mientras Él permanecía oculto, pero ahora había llegado el momento de que Él mismo viniera, personalmente. “Él decidió ser visible para nosotros, no como una aparición que dura solo un poco de tiempo y luego se desvanece, sino visible como carne y sangre real, física y tangible como nosotros”, dijo.
“Durante nueve meses Dios permaneció escondido en el seno de la Santísima Virgen, pero en Navidad Dios nace y sale del seno de la Virgen. Este es el Misterio de la Encarnación. Esta es nuestra fe cristiana que profesamos con alegría. Por el Espíritu Santo, se encarnó de la Virgen María y se hizo hombre”, dijo el Obispo Jugis.
Exhortó a los fieles diciendo: “Honremos esta gran fiesta de Navidad, esta gran fiesta del amor de Dios por nosotros, imitando Su amor en nuestra vida diaria”.
— SueAnn Howell