Dijo el Padre Hugo Medellín en Misa de Graduación
CHARLOTTE — Decenas de niños y jóvenes, acompañados de sus familiares y amigos, asistieron a la Misa de Graduación que celebró la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de esta ciudad.
En la liturgia especial, se agradeció a Dios por el logro de un hito importante en la vida de los graduados, ya sea que hayan alcanzado a concluir el kindergarden, el quinto grado de escuela elemental, el décimo segundo grado de escuela secundaria, estudios universitarios, de maestría o incluso escuelas militares.
El celebrante, Padre Hugo Medellín, vicario parroquial, resaltó en su homilía la importancia de la educación y el papel que juega en la vida de los estudiantes.
Refiriéndose a Jesús, a quien llamó “maestro por excelencia”, dijo que nuestra sociedad “funciona” gracias a la existencia de maestros que nos van enseñando y ayudando con el conocimiento.
La educación en Estados Unidos, señaló, tiende a ser muy técnica. “Se enseña cómo hacer las cosas, como por ejemplo a ser mecánico, biólogo, médico o arquitecto”, dando prioridad a la razón, pero, “¿qué hay de la fe?”, se preguntó, “y es por eso que hoy estamos aquí, viviéndola, dando respuesta a esta interrogante”.
“La fe crece con nuestra tradición católica, también con las artes del conocer y el saber”, dijo. “En las escuelas podemos preguntar y obtener respuestas sobre el funcionamiento del cuerpo humano. Pero cuando nos preguntamos ¿qué es la vida?, ¿cuál es su sentido?, necesitamos de otra sabiduría, necesitamos de la razón, pero guiada por la fe”.
Dirigiéndose a los graduados, los exhortó a que comiencen a hacerse otras preguntas “más difíciles”, que no se resuelven solamente con manuales y libros. Las preguntas sobre cuestiones filosóficas y teológicas son también muy importantes, resaltó. “Y el verdadero progreso, la verdadera contribución para la sociedad sucede cuando podemos conjugar el conocimiento, el raciocinio y la fe”, puntualizó.
El Padre Medellín felicitó entonces el esfuerzo y constancia de los estudiantes, que se representan, dijo, “con la toga y el birrete que llevan puestos con merecimiento y orgullo”.
Luego invitó a los estudiantes a presentarse frente al altar, donde los bendijo con estas palabras: “Que el Señor los acompañe siempre, que siga iluminando su corazón y su mente, que siga infundiendo en ustedes el deseo de saber cómo funciona este mundo, nuestra vida... Que les inspire a seguir buscando las verdades eternas, que ilumine su camino por la fe y les fortalezca en su andar”.
Tomando la calderilla con agua bendita, y sumergiendo el acetre para esparcirla sobre las cabezas de los niños y jóvenes, el Padre Medellín dijo sonriendo que “esta es la parte divertida”, y procedió a rociar agua bendita sobre ellos.
Tras un sonoro aplauso, y antes que la celebración de la Misa continuara, se tomaron algunas fotografías del gran grupo de graduados. Al término de la Misa, un número importante de ellos permaneció dentro del templo para la toma de fotos frente a la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe junto a sus padres y amigos.
— César Hurtado