En el mes dedicado a los papás, no podemos pasar por alto la vida y ejemplo de San José.
San José es modelo de esposo, padre e hijo. San José es el padre virgen, casto, puro, que por designio divino se convierte en padre adoptivo de su propio Creador.
San José es modelo para todo padre cristiano, por su extrema dedicación a su hijo Jesús, a la familia, en su laboriosidad y contemplación del misterio insondable de Cristo.
A la vez que cuida y enseña a su hijo, San José no puede dejar de contemplar el asombroso misterio del que forma parte: Dios Hijo se ha encarnado y se ha puesto, libre y voluntariamente, bajo su cuidado y amor paternal.
San José no puede dejar de contemplar el misterio de Cristo; se asombra cada vez que mira a su hijo, porque este hijo es su Dios, y a este hijo que es su Dios debe enseñarle el oficio de carpintero.
San José alimentó a su propio Dios, dándole el pan de todos los días a aquél que luego se donaría como pan de vida eterna, subiendo al leño de la Cruz para salvar al mundo.
Si bien no era su hijo biológico, puesto que Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo en el seno virgen de María, a ese hijo que adoptó, que era Dios Hijo en persona, le dedicó su vida, brindándole todos los cuidados posibles, protegiéndolo de quienes deseaban asesinarlo, como cuando tuvo que huir a Egipto por la persecución de Herodes, y luego trabajando sin descanso con su oficio de carpintero para darle el sustento diario.
Por esto, San José, como padre, vivía en un permanente estado de asombro y estupor: cuidaba, alimentaba y educaba, acompañando a Jesús, quien era su Creador y Redentor, en su crecimiento humano.
Este asombro y estupor lo hacían a su vez crecer cada vez más en su amor de padre adoptivo, al contemplar el infinito amor misericordioso de un Dios que lo había elegido para que fuera su padre adoptivo en su vida terrena.
San José es también ejemplo para todo esposo por su amor casto y puro para con María Virgen. Y si bien entre la santa pareja había únicamente un amor fraternal, un amor de hermanos, dedicó todo su empeño a ser un esposo fiel y dedicado, ayudando a María Virgen en la delicada y sublime tarea de educar al Niño Dios, preparándolo para su sacrificio, ya adulto, en el altar de la Cruz.
San José es también modelo para todo hijo, porque cumplió, santamente y a la perfección, como padre virgen de Jesús, y como esposo casto de María Santísima, el encargo que le dió Dios Padre: el cuidar de Dios Hijo en su paso por la tierra, mostrándose, de esta manera, como hijo amoroso de Dios Padre, dispuesto a cumplir en todo su voluntad, por amor.
La realidad del nacimiento virginal de Jesús nos afirma en la fe: María Virgen es Madre de Dios, como Jesús es Dios, y como San José es el Padre virgen del Hijo de Dios.
Por todo esto, San José es modelo y ejemplo para todo esposo, padre e hijo.
Feliz mes de los padres.
El diácono Guillermo Anzola sirve en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes en Monroe.