Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo diciéndoles: sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla, dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra.
Y continuó diciendo: yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla, ellos les servirán de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran sobre suelo, les doy como alimento el pasto verde”, (Gen. 1, 27-30).
Como vemos en este relato bíblico de la creación, Dios creó al ser humano hombre y mujer, es decir en familia y lo colocó en medio de la naturaleza, otorgándole el cuidado de ésta tanto en lo que pertenece al reino animal como al reino vegetal y mineral. Esto tiene implicaciones importantes para nosotros como personas de fe en Dios Santísimo, como es la profunda responsabilidad sobre el resto de la creación en cuanto al uso, pero no abuso, de los recursos naturales del mundo en que vivimos.
En este sentido, el texto bíblico anterior nos conduce al tema de la ecología. Para que entendamos mejor, la ecología en general trata sobre las relaciones entre los seres vivos y su medio ambiente. Y se puede hablar también de una “ecología humana”, que es aquella que trata de las relaciones entre las personas y su medio ambiente.
La ecología humana comprende lo que llamamos sistema social, es decir, el ser humano y su relación con la naturaleza influido por sus valores, conocimientos, tecnología, organización y hasta población. La ecología en general comprende la relación de los seres vivos con su entorno, lo que es la flora, fauna, tierra, agua, micro-organismos y estructuras antropogénicas.
Su Santidad, el Papa Francisco, ha dedicado toda una encíclica al tema de la ecología hablando del cuidado que hemos de tener con la naturaleza. Así publicó la encíclica ‘Laudato Si’ (‘Alabado Seas’) para hablarnos de lo que esta sucediendo en nuestra ‘casa grande’, ya que el buen uso o abuso de los recursos naturales tiene repercusiones en el medio ambiente.
En la primera parte nos habla de cómo el uso excesivo de los recursos naturales está causando daños catastróficos en nuestro planeta y también señala la implicación irresponsable de grandes corporaciones y gobiernos. Las compañías por su voracidad en la que solo ven su propio interés y los gobiernos por ser débiles en su respuesta ante quienes laceran el medio ambiente en que vivimos.
Como personas de fe somos los nuevos Adán y Eva de la actualidad. Llevamos sobre nuestros hombros la responsabilidad de cuidar y apreciar el regalo de la vida humana y la vida en el resto de la creación por medio de nuestra participación y acción, haciendo oír nuestra voz en los diferentes foros posibles para cuidar y proteger la dignidad humana (desde que se concibe, nace, crece y se desarrolla hasta su final) y también para cuidar y proteger el resto de la creación (todos los demás seres vivientes y recursos naturales del reino animal, vegetal y mineral).
Les invitamos a leer y meditar la encíclica ‘Laudato Si’ para profundizar más en este tema y abordarlo en su grupo parroquial o apostólico.
Bendiciones hermanos.
El padre Fidel Melo es el director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte.