Que bonito poder expresar la gratitud al Niño Dios en este tiempo en Navidad que nos une,
que nos llena de su amor, de su ternura y nos hace una invitación al acercamiento del uno con el otro en un mundo tan sugestionado, de tanto materialismo, de tanta tragedia y a veces de desamor.
Pero la cercanía de Jesús nos crea otro ambiente tan lindo como es reencontrarnos con nosotros mismos, con Dios, con nuestros hermanos, con la familia, para decirnos que Dios nos ama, que Dios nos quiere.
De ahí se despierta ese interés tan grande de la tranquilidad, de la alegría, del entusiasmo y de la paz. Sobre todo, nos da mucha serenidad para pensar con la mente y el corazón lo que Dios nos da todos los días.
Al término de este año 2018 e inicios de 2019, tenemos la especial oportunidad de pedirle al Señor que nos permita mirar hacia el futuro con ojos soñadores pero no superficiales, sino con los pies puestos sobre la Tierra, para crecer en las tres virtudes teologales que son la fe, la esperanza y el amor, precisamente expresiones lindas de la Navidad.
Que bonito sería que en este año nosotros, en nuestro ministerio, en nuestra misión, pudiéramos descubrir el amor de Dios en el otro y decir: “Él es mi hermano”, porque Dios está ahí, está conmigo, está en ese caminar, en esa espera y soñando siempre a ser mejores.
Por eso las palabras del Evangelio de San Lucas, cuando habla de la familia de Nazareth, me impresionan mucho cuando en esa familia humilde de San José, María Santísima y el niño Dios, dice San Lucas que “Jesús crecía en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres” (Lucas 2:42).
¡Qué bonito mensaje!, que cada uno de nosotros, nuestras familias, también papá, mamá y los hijos miren a sus vecinos y les digan: “mi misión es hacer también que crezcamos en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres”. ¿Cuál sabiduría?, pues la del Espíritu Santo, la gracia que vamos recibiendo, la que vamos alimentando todos los días con la práctica de los sacramentos, con la vivencia de los 10 mandamientos, con esa integración del uno con el otro, porque una de las cosas más lindas es el acompañamiento.
Que esta felicidad de la Navidad sea el nacimiento en nuestro corazón para ponerlo en camino de 2019, que María Santísima, Nuestra Madre, Nuestra Señora de Guadalupe, nos acompañe en ese caminar, hoy y mañana, con la ayuda del Espíritu Santo y la colaboración de todos los más cercanos que estamos enamorados de Jesús y de nuestra misión.
El Padre José Antonio Juya es coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Gastonia.