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Virgen Morena se festeja el 27 de abril

042624 MontserratLa Virgen de Montserrat, conocida popularmente como “La Moreneta” es la patrona de Cataluña y es una de las siete Patronas de las Comunidades Autónomas de España. Está situada en el Monasterio de Montserrat, es un símbolo para Cataluña y se ha convertido en un punto de peregrinaje para creyentes y de visita obligada para los turistas.

Según la leyenda, la primera imagen de la Virgen de Montserrat la encontraron unos niños pastores en el año 880. Tras ver una luz en la montaña, los niños encontraron la imagen de la Virgen en el interior de una cueva. Al enterarse de la noticia el obispo, intentó trasladar la imagen hasta la ciudad de Manresa pero el traslado fue imposible ya que la estatua pesaba demasiado. El obispo lo interpretó como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar en el que se la había encontrado y ordenó la construcción de la ermita de Santa María, origen del actual monasterio.

La imagen que en la actualidad se venera es una talla románica del siglo XII realizada en madera de álamo. Representa a la Virgen con el niño sentado en su regazo y mide unos 95 centímetros de altura. En su mano derecha sostiene una esfera que simboliza el universo; el niño tiene la mano derecha levantada en señal de bendición mientras que en la mano izquierda sostiene una piña.

Con excepción de la cara y de las manos de María y el niño, la imagen es dorada. La Virgen, sin embargo, es de color negro, lo que le ha dado el apelativo popular de La Moreneta (la morenita). Pertenece al grupo de las llamadas virgen negra que tanto se extendió por la Europa románica y cuyo significado ha dado lugar a múltiples estudios. Si bien en este caso su color parece ser el resultado de la transformación del barniz de su cara y de sus manos a causa del paso del tiempo.

El 11 de septiembre de 1844, el Papa León XIII declaró oficialmente a la Virgen de Montserrat como patrona de la diócesis de Cataluña. Se le concedió también el privilegio de tener misa y oficios propios. Su festividad se celebra el 27 de abril.

La Virgen de Montserrat fue la primera imagen mariana de España en recibir la Coronación Canónica ya en 1881, seguida de la Virgen de la Merced de Barcelona (1886), la Virgen de la Candelaria de Tenerife, Patrona de Canarias (1889), la Virgen de los Reyes de Sevilla (1904) y la Virgen de la Misericordia de Reus (1904).

A la Virgen de Montserrat se la conoce popularmente como “La Moreneta” (La Morenita). En España existen otras vírgenes negras conocidas con el nombre de “morenita” o “moreneta”, como la Virgen de Lluc (Mallorca) o la Virgen de Candelaria (Tenerife).

Más réplicas de la imagen se encuentran en Canarias (España), Perú, Guatemala, Colombia, El Salvador, Venezuela, Brasil, México y Argentina.

— ACI Prensa

Oración a Nuestra Señora de Montserrat

Oh Madre Santa,
Corazón de amor,
Corazón de misericordia,
que siempre nos escuchas y consuelas,
atiende a nuestras súplicas.
Como hijos tuyos,
imploramos tu intercesión
ante tu Hijo Jesús.
Recibe con comprensión y compasión
las peticiones que hoy te presentamos,
especialmente [se hace la petición].
¡Qué consuelo saber
que tu Corazón
está siempre abierto
para quienes recurren a ti!
Confiamos a tu tierno cuidado
e intercesión a nuestros seres queridos
y a todos los que se sienten enfermos,
solos o heridos.
Ayúdanos, Santa Madre,
a llevar nuestras cargas
en esta vida hasta que lleguemos
a participar de la gloria eterna y la paz con Dios.
Amén.
¡Nuestra Señora de Monserrate, Ruega por nosotros!

El ‘Sí’ de María

040524 annunciationEste 8 de abril, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Es decir, se recuerda de manera solemne que, un día como hoy, la historia de la humanidad cambió de curso radicalmente. Dios Todopoderoso invitaba a una humilde jóven de Nazaret, la Virgen María, a cooperar en su plan de salvación: Ella será la madre de su Hijo unigénito, el Señor Jesús.

Tradicionalmente, la fiesta se celebra el 25 de marzo, nueve meses antes de la navidad, pero este año, el 25 de marzo está ubicado en Semana Santa.

A la propuesta divina, la “Llena de Gracia” responde con un valiente y generoso “¡Sí!”. Y desde ese preciso momento las puertas del cielo empiezan a abrirse nuevamente y la amistad entre Dios y el hombre, quebrada antaño por el pecado, quedará restablecida.

Por ese ‘sí’, la Virgen quedará encinta por obra del Espíritu Santo, y será elevada a la condición de Madre de Dios. Llevará a Jesús en el vientre: será primero abrigo y protección, y después la encargada de educar a Aquel que es salud del género humano.

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible’. María contestó: ‘Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y la dejó el ángel” (Lc 1,35- 38).

No hubo imposición, hubo libertad. María pudo haber rechazado al ángel, aunque la salvación del mundo se pusiera en riesgo. Sin embargo, la “Bendita entre las mujeres” aceptó con amor y generosidad.

No en vano, Dios esperaba y confiaba en María. “Hágase en mí según tu palabra”, contesta Ella; y así se produce el más grande de todos los milagros: la Encarnación de la segunda Persona de la Santísima Trinidad. Este hecho histórico constituye la auténtica irrupción del Amor infinito en la historia de la humanidad, cuyo significado y repercusiones serán siempre incalculables.

En el pasaje bíblico correspondiente a la narración del encuentro de la Virgen con el ángel, es claro también que el camino que se le mostraba a la Madre de Dios no iba a ser fácil. En ese momento, María estaba comprometida con José y ya había un “plan trazado” para ella y su futuro esposo. No resulta difícil pensar, en consecuencia, que ese plan tendría que ser dejado de lado y que muchas dificultades e incertidumbres habrían de aparecer.

Muy pronto, José, sorprendido por lo que María le contaba, decidió repudiarla en secreto, intentando en la medida de lo posible no avergonzarla frente a todos. María, por su parte, tendría a su Hijo mientras se aferraba a la Providencia de Dios aunque todo se pusiese en contra.

Finalmente, como Dios no abandona a los suyos, envió un ángel que le habló en sueños a José. Dios también esperaba muchísimo de él. Quería que su Hijo estuviera bajo el cuidado paternal de un santo varón. José, por esta razón, recibiría el privilegio incomparable de ser el padre de Jesús en la tierra y de formar con María un hogar santo, lleno del amor divino: la Sagrada Familia de Nazaret.

La Anunciación y la cultura de la vida

María tuvo en su vientre a Jesús. Fueron nueve meses de espera albergando a la fuente de la vida dentro de sí. Nueve meses en los que cada instante era una confirmación de que la naturaleza humana posee una grandeza y dignidad incalculables.

Abrazando lo que somos, Dios quiso vivir cada etapa de nuestra vida terrena, desde la concepción hasta la muerte. No se encarnó a los tres meses de gestación, ni a los seis, ni nada por el estilo, como podría inferirse de esas discusiones contemporáneas sobre cuándo empieza la vida humana y cuándo un ser humano es “realmente” un ser humano. Dios nos alecciona claramente: se es persona desde la concepción.

Y es que la Encarnación se produjo en el instante mismo en el que María concibió del Espíritu Santo: he aquí la razón más elevada por la que la Iglesia defiende a cada ser humano desde el primer instante de su existencia. Por la misma razón, en la fecha, la Iglesia celebra también “El día del niño por nacer”.

— ACI Prensa