CHARLOTTE — Con un emotivo mensaje dirigido a la feligresía que atendió la Misa de 6:30 de la tarde del domingo 18 de agosto en la parroquia San Gabriel, el Padre José Eulogio Álvarez se despidió de la feligresía de Charlotte después de una fecunda estadía de tres meses.
El P. Álvarez, de la diócesis de Choluteca, al suroeste de Honduras, concluyó su cuarta visita a nuestra diócesis. En esta última oportunidad visitó doce parroquias en donde desarrolló temas de predicación, misas de sanación, catequesis, formaciones, bendiciones de casas, personas, confesiones y otras labores.
“Ha sido una experiencia maravillosa. La respuesta ha sido agradable, se puede ver que nuestra gente tiene una gran sed Dios que se nota desde lejos”, dijo.
Agradeciendo a la colaboración de las autoridades eclesiásticas de la diócesis y, en especial la parroquia San Gabriel que lo acogió, dijo sentirse halagado de haber sido acogido por el Padre Fidel Melo, director del Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte, a quien calificó como un “gran pastor y padre espiritual”.
Durante su homilía, el Padre Eulogio destacó el llamado que Dios nos hizo durante nuestro bautismo a ser sacerdotes, profetas y reyes. “El papel de profeta nunca ha sido fácil”, señaló, para luego dar los ejemplos de San Óscar Arnulfo Romero y otros seis sacerdotes jesuitas asesinados en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA) en San Salvador. “Pero nuestro trabajo es ese, señalar las injusticias de la sociedad y proteger a los desvalidos, a los pobres, a los que tienen necesidades”.
“En nuestra Iglesia latinoamericana, en el continente que se cree el más católico, más religioso, que es el continente donde tenemos más desigualdad, pobreza, violencia, muerte, corrupción, debemos de apropiarnos de las palabras del Señor Jesús y poder estar más cerca de Dios”, dijo.
En Estados Unidos, el padre reconoce, se tiene una gran necesidad de sacerdotes, por lo que expresó estaría dispuesto a retornar pronto. “Solo con el hecho de estar con ellos, con el pueblo de Dios, de orar, de compartir, es una gran bendición”.
Como profetas señaló, en la Unión Americana, como parte de anunciar el Reino y la justicia, “debemos denunciar que no se tire la comida, de apreciar lo que tenemos, de cuidar la familia, que no almacenemos muchas cosas cuando hay otros que necesitan”.
“Es otra forma de hacer justicia, de predicar que, más bien, hay que limpiar la casa de muchas cosas que hay”.
Casi al término de la Misa, después de agradecer la visita y ayuda del Padre Eulogio, el Padre Melo invitó a dos miembros de la feligresía para que hagan entrega de “un pequeño obsequio y reconocimiento” que el Padre Frank O’Rourke, pastor de la parroquia San Gabriel, destinó para el P. Eulogio.
Ya en el nártex, a la salida del templo, el P. Eulogio recibió el saludo de decenas de feligreses que esperaban por una bendición o solo el momento de estrechar sus manos.
Como luchador por la justicia social en su país, el P. Eulogio confiesa que “no sabe lo que le espera” a su retorno a Honduras. “La situación es complicada en la que era mi parroquia, Cristo de Esquipulas”, en la Diócesis de Choluteca, “pero ya Dios verá”.
— César Hurtado, Reportero hispano