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070822 Divino NiñoLa Fiesta del Divino Niño se celebra en Colombia el 20 de julio, de manera especial en el barrio ‘20 de julio’, donde se encuentra un gran santuario en honor al Divino Niño Jesús, devoción que se ha expandido por muchos países del mundo. En la actualidad no existe lugar donde su imagen no esté expuesta en parroquias, capillas, iglesias o casas.

Esta advocación está unida a la labor pastoral del P. Juan del Rizzo, salesiano italiano y misionero en Colombia.

En una ocasión el sacerdote, estando en Barranquilla, tenía dificultad para salir a pedir limosna por ser muy tímido y sintió que el pequeño Jesús, que María Auxiliadora lleva en brazos, lo reconfortó y animó. Luego prometió ser un gran propagador del Divino Niño Jesús.

Muchos años después, por el 1935 en Bogotá, mientras propagaba la devoción del Niño Jesús de Praga, encontró oposición por un grupo de asociados que decía tener la “exclusividad” del título de Praga.

El salesiano no se desanimó y continuó difundiendo el amor al pequeño Dios. Cierto día, buscando una imagen, le presentaron un Jesús infante parado sobre una nube con los brazos abiertos, túnica rosada y una enorme aureola en la cabeza. Pero hubo algo que no le agradó al salesiano.

Detrás de la imagen del pequeño había una cruz, por lo que el presbítero pidió que se la retiraran al tratarse de la imagen de Jesús niño. Luego se la llevó a los campos de la obra juvenil salesiana en el barrio ‘20 de Julio’.

De esta manera los fieles empezaron a venerar la imagen como el Divino Niño y son muchos los que hasta ahora dicen que al acogerse a esta advocación, han obtenido muchos milagros y conversiones.

El P. del Rizzo dijo que hay varias condiciones para obtener favores del Divino Niño: ofrecer la Santa Misa durante nueve domingos, confesarse y comulgar al menos en uno de ellos; dar víveres, o su equivalente en dinero, a las familias pobres; y propagar la devoción al Divino Niño narrando a otros los milagros que Él hace a sus devotos, repartiendo novenas, estampas y almanaques.

DEVOCIÓN UNIVERSAL

Antiguos escritos indican que la devoción al Divino Niño empezó en el Monte Carmelo, Israel, donde, según la tradición, Jesús iba frecuentemente a pasear y a rezar con sus padres, San José y la Virgen María, y sus abuelos San Joaquín y Santa Ana.

El Niño Jesús se ganó el aprecio y cariño de las personas que se reunían también a orar en el monte, quienes, después de la ascensión de Cristo, continuaron con la devoción al Niño Jesús.

San Antonio de Padua y San Cayetano fueron muy devotos del Niño Jesús, y por eso se les representa llevándolo en brazos. Otros santos que contribuyeron grandemente a difundir la devoción al Niño de Belén fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

En el año 1636, Jesús le hizo una promesa a una monja carmelita del convento de Beaune en Francia, conocida como la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento.

Cristo le dijo: “Todo lo que quieras pedir, pídemelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado”.

La Venerable Margarita, que falleció a los 29 años, recibió la misión de propagar especialmente la devoción a la divina infancia de Cristo.