Queridos hermanos en Cristo,
Todos estamos alertas y preocupados ante esta situación que se está viviendo en nuestro país y en muchas partes del mundo entero. Situaciones que muchos de nosotros nunca antes habíamos experimentado, como la muerte de tantos hermanos nuestros, el paro total de labores y, lo más triste, la cancelación de todos los servicios religiosos.
En nuestra experiencia, el Domingo de Ramos era una expresión de fe cuando la gente se acercaba a la iglesia para recibir ramos y caminar en procesión recordando la entrada de Jesús en Jerusalén.