diofav 23

Catholic News Herald

Serving Christ and Connecting Catholics in Western North Carolina

garcia 2Los cristianos católicos durante siglos hemos celebrado el mes de mayo como el mes dedicado a honrar a la Santísima Virgen María. Lo hemos aprendido de nuestros padres y abuelos y lo hemos celebrado en la iglesia de nuestras ciudades, pueblos y aldeas.

Celebraciones presididas por la Eucaristía y acompañadas de procesiones con la Virgen de Fátima, el rezo del Santo Rosario, ofrendas florales y cantos en honor a la Madre del Cielo.

El pueblo canta en dichas celebraciones: “El trece de mayo, la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría. Ave, Ave, Ave María, Ave, Ave, Ave María”.
Las primeras referencias en la historia del ‘Mes de María’ son del siglo XIII en el que el que el rey Alfonso el Sabio de Castilla invitó a rogar a María ‘Bienvenido Mayo’.

En el siglo XVI la devoción se extendió por Alemania e Italia. Por esas fechas, San Felipe Neri aconsejaba a los jóvenes a venerar a María durante el mes de mayo.

En el siglo XVII los dominicos dedicaron a la Virgen los domingos de mayo. A finales del siglo XVIII, la práctica piadosa llegó a Estados Unidos y Latinoamérica.

Los primeros pontífices que la aconsejaron fueron Pío VII y Pío IX, que la premiaron con grandes indulgencias.

Las formas en que María es honrada en mayo son tan variadas como las personas que la honran.

Es común que las parroquias tengan en este mes un rezo diario del Santo Rosario, un altar especial con la imagen de Nuestra Señora de Fátima, unas jornadas especiales de culto mariano como el Salve a la Virgen, poemas, danzas, serenatas, la coronación de la Virgen por parte de los niños y, muy especialmente, la

Santa Eucaristía en honor de la Reina del Cielo.
Muchos movimientos marianos, como la Legión de María, los Caballeros de la Virgen y la Misión del Santo Rosario, realizan durante este mes de mayo encuentros, retiros, consagraciones y renovaciones, con lo que buscan crecer en la devoción a María, teniendo siempre presente que honrándola a ella vamos en un camino seguro hacia su hijo, Jesús, el Señor.

Muy importante resaltar, es tener en cuenta que la devoción a la Virgen no nos puede llevar a endiosarla o a fanatizarnos creyendo que su culto está por encima de la adoración a Dios.

La verdadera devoción a María nos tiene que llevar a Jesús, Nuestro Señor, por lo tanto, el mes de mayo tiene que tener como ingrediente necesario una invitación a la conversión.

Celebremos el mes de mayo con María en el camino hacia Jesús. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

El Diácono DarÍo GarcÍa es coordinador del Ministerio Hispano del Vicariato de Hickory.

marinLa familia es el primer lugar o escuela en el que la dimensión y la responsabilidad de educar están llamadas a expresarse y manifestarse. Su tarea es educar para la santidad.

Como en repetidas ocasiones decía el Santo Papa Juan Pablo II, sólo desde la perspectiva de una sana educación en el hogar se puede tener la esperanza de construir una sociedad nueva en un mundo sobre el que se ciernen tantas amenazas.

Los padres deben comprender que con sus familias son protagonistas de una nueva sociedad, de esa sociedad que se abre a nuevos estilos de vida y que cosechará lo sembrado en este momento.

Su cosecha será abundantemente regeneradora y llena de gracia si se ha sembrado con amor y con sacrificio abnegado una digna formación en los hijos; pero ante todo si esa siembra está caracterizada por un eficaz y coherente acercamiento a Dios.

El protagonismo educativo de la familia no se limita sólo al ejercicio de las tareas intelectuales; éste se extiende al crecimiento espiritual. Su empeño debe ir más allá de las limitantes científicas porque toca al interno de la misma persona.

No se trata de construir un robot o una gran máquina procesadora de datos, sino de salvar la propia vida, la vida de la familia, la vida de la sociedad.

La tarea de la educación espiritual exige un compromiso radical de los padres con sus hijos, pero al mismo tiempo una respuesta de los hijos que son educados. De tal manera que la familia entera se sienta tocada por la necesidad de combatir las fuerzas del mal, del egoísmo, del individualismo y “de la visión naturalista de la vida que agreden constantemente a todo lo que significa la familia como obra de Dios, como esbozo de la última obra maestra de Dios, que es la Jerusalén celestial, la unidad de todos los pueblos en Cristo” (C. Martini, Meditaciones para las familias, Colección sauce, 9 pp. 63).

Ningún núcleo familiar está excluido de su protagonismo al recorrer el camino salvífico que tiene su centro en la profundidad espiritual del ser humano. Esta vida espiritual se intensifica y se hace realidad creciendo en la oración, gran medio de encuentro familiar con Dios.

Dentro de este contexto, la oración es deber, tarea y necesidad que compromete el protagonismo espiritual de la familia entera.

Así lo ha querido Dios en su relación con el hombre, y así lo ha proclamado la Iglesia a través de su historia.

El Padre Fabio MarÍn, sacerdote redentorista, es párroco de la Iglesia San José en Kannapolis.